martes, 19 de abril de 2016

REFLEXIÓN SOBRE EL TEXTO DE TOLEDO


                                                            Brenda García Orozco Grupo:618 


REFLEXIÓN SOBRE EL TEXTO DE TOLEDO “DIMENSIONES DE LA CRISIS OTRO MUNDO ¿ES REALMENTE POSIBLE?”


COMENTARIO. 

Verdaderamente no sé ni cómo empezar a redactar todo que desató en mí este texto, porque desde el título me conmovió, ya que me hizo reflexionar en que, ¿cómo es posible que una simple pregunta, pueda tener tantas pautas para no tener realmente un pensamiento afirmativo a esta cuestión? Es decir, cualquier persona podría afirmar que definitivamente el mundo puede cambiar si todos nos lo proponemos, pero lo triste, o por lo menos en mi caso es, que luego de ver la pregunta comencé a reflexionar en cada unas de las acciones y actitudes que tiene el ser humano con en la forma de sobrellevar su existencia en el Mundo y esto me causó un gran impacto, puesto que nosotros cada día que pasa nos estamos encargando de destruir poco a poco el Planeta llevándonos de por medio a cada una de las especies que en él habitan.

Lo peor en este caso es que estamos consientes del daño que estamos causando a todas las especies, pero creo que nuestro egoísmo puede más que nuestra racionalidad, ya que preferimos ciertos lujos que finalmente no nos llevaremos a la tumba, a dejarles un mundo mejor a nuestra descendencia. Estamos tan cegados por los bienes materiales y la belleza superficial, que dejamos de lado, la belleza que nos brinda la naturaleza. Solo nos proponemos a crear y crear nuevos aparatos electrónicos, nuevos artefactos, nuevas comodidades, y dejamos de lado la contaminación que provocamos desde el momento que los deseamos construir hasta el momento que los usamos o en el peor de los caso desechamos.

Pienso que Toledo, plantea cada uno de estos puntos, desde varias perspectivas, yendo desde lo económico hasta lo político, pasando por lo superficial y el egoísmo.

Me parece un texto muy interesante pero a la vez demasiado fuerte, y con ello pienso que no todos luego de leerlo  se sentirán bien o captarán el mensaje, (algunos solo lo ignorarán, y  unos cuantos pensarán en cambiar las cosas).

Creo que este tema es algo que nos compete a todos, y que necesitamos quitarnos esta venda de los ojos y de esa manera quitar nuestro pensamiento capitalista y volver a venerar a nuestros fieles compañeros. (los ecosistemas).

 RESEÑA.

Este texto primero habla de  la crisis social la que generó conciencias, reacciones, iniciativas diversas, protestas. Después se agregó la crisis ecológica y la energética. Hoy ha hecho su aparición la crisis financiera, y los defensores de la situación se quedan sin baldes para sacar el agua del buque que se hunde.

Estamos entrando a la fase terminal de la civilización industrial, tecnocrática y capitalista, en la que las contradicciones sociales y ecológicas se agudizan. Dos fenómenos encabezaban esta crisis de civilización: el calentamiento global y el fin de la era del petróleo. Ahora debemos agregar la crisis provocada, y largamente anunciada, por la voracidad insaciable del capital.

El ser humano ha estado presente en el planeta desde hace 200 mil años, en la historia de la Tierra. Durante la mayor parte de ese lapso, el hábitat planetario ha sufrido una creciente presión por parte de la especie humana. Sin embargo nada es comparable con lo ocurrido en los cien años recientes, un periodo que equivale solamente al 0.05 por ciento en la historia de la humanidad. La población humana, por ejemplo, se incrementó más de cuatro veces entre 1900 y 2000, al pasar de 1.6 mil millones a más de 6 mil millones. Ello supone la llegada cada año al planeta de 77 millones de nuevos seres humanos.

La energía utilizada en el siglo XX ha sido mayor que la utilizada a lo largo de toda la historia de la especie, y diez veces mayor a la usada en los mil años previos. El uso del agua se elevó nueve veces; el incremento del bióxido de carbono (CO2), el principal contaminante atmosférico, fue de 13 veces, y las emisiones industriales de ¡40 veces!.

La extracción y el consumo de metales (cobre, zinc, manganeso, cromo, níquel, magnesio, estaño, molibdeno y mercurio) han tenido un crecimiento espectacular en los cien años recientes, ésto conlleva a su vez el uso de sustancias tóxicas, el uso y contaminación del agua y el movimiento masivo de materiales. Otros crecimientos vertiginosos son el de los vehículos automotores y el de las reses o cabezas de ganado, así como el de las poblaciones de la fauna que acompaña al ser humano (moscas, ratas, cucarachas, etcétera) y, recientemente, el de la información global por medio de los sistemas de cómputo y las telecomunicaciones.

Por cada dos seres humanos que nacen al año se construye un auto. El auto produce 15 por ciento de los gases que contaminan la atmósfera, su construcción produce entre 15 y 20 toneladas de residuos, y cada año los accidentes automovilísticos matan a un millón de seres humanos y dejan heridos entre 25 y 35 millones.

La expansión de la ganadería vacuna ha sido la causa principal de la destrucción de millones de hectáreas de selvas tropicales. Con poblaciones cercanas a las de los seres humanos, los autos y las reses, los dos principales engendros de la invención humana del siglo pasado, compiten ya con sus creadores por los alimentos.

La cantidad de alimentos, energía, agua, materiales de construcción y desechos que cada individuo utiliza y expide a lo largo de un año puede ser calculada mediante un índice conocido como la "huella ecológica" creado por M. Wackernagel y J. Rees, en 1996.
Con la consolidación del capitalismo industrial, el hábitat planetario ha entrado en una fase crítica de aceleración y descontrol. Los fenómenos globales inducidos por la civilización industrial, han traído un sinfín de ventajas y nuevas e inimaginables posibilidades, pero también han hecho del hábitat planetario un espacio cada vez más inseguro, incierto y peligroso.
 La destrucción de la biodiversidad, el agua cada vez más cara y escasa, el aire y los mares contaminados, los alimentos insanos, las substancias y las tecnologías peligrosas, así como los cambios climáticos inesperados y catastróficos, se combinan ya con los quiebres de empresas y corporaciones, las recesiones económicas y la devaluación de las monedas.
Si hay fuerzas que enarbolan el lema de que "otro mundo es posible", es decir que las crisis son superables, entonces ese mundo visualizado debe construirse sobre la justicia social, el respeto a la naturaleza, la re-configuración de los sistemas financieros, el cambio de fuentes energéticas, etc.
Frente a las crisis, un proyecto alternativo, está obligado a dos cosas: a organizar la resistencia ciudadana, y a construir el poder social. Ambos se encuentran indisolublemente ligados.
El poder social se construye poniendo en juego tres elementos: la solidaridad, la organización y el conocimiento científico y tecnológico, en proyectos concretos. Esto empieza desde la familia. Cada uno de ellos es necesario pero no suficiente. Ello implica la disminución del riesgo al que los ha condenado a vivir la sociedad dominada por el capital


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